Después del primer reactivo
Mi nombre es Clémence, tengo 22 años y hace poco tiempo me incorporé al equipo de Fundasida, como práctica profesional en el marco de mi maestría. Al inicio, mi entrenamiento consistía en hacer pruebas de detección a mis colegas, antes de trabajar con las personas que acudirían a la fundación. Después de mi entrenamiento, mis primeras tres pruebas salieron bien, no fue hasta la cuarta, y la primera que realizaba yo sola que salió reactiva. Parecía una prueba como las anteriores, vacié la sangre al recipiente y vi los dos puntos: el primero que me indicaba que la prueba había funcionado y el segundo que me indicaba la existencia de anticuerpos al VIH.
Aunque el resultado apareció rápidamente, fingí hacer tiempo para esperar a que se revelara el resultado y así aplicar el cuestionario obligatorio. Intenté hacerlo de manera muy natural y relajada pero mi mente no dejaba de pensar en los dos puntos y mis manos empezaron a temblar. Cuando le dije el resultado, vi como su mirada cambiaba, el suelo se había derrumbado bajo sus pies, sin embargo, el resultado debía ser confirmado por otra prueba así que fui por mi colega porque ni siquiera sabía dónde quedaban las pruebas confirmatorias. En este momento tenía esperanza que no se confirmara el resultado, aunque casi nunca sucede. Le aplicamos la prueba y al igual que la primera salió reactiva. Tras el shock del resultado, tomamos el tiempo de explicarle todos los procedimientos que tenía que hacer para obtener su tratamiento de manera gratuita, contestamos sus dudas, le propusimos incorporarse al grupo que tenemos de auto apoyo para personas viviendo con VIH y le dejamos nuestro contacto para lo que necesite. Después de todo eso se fue y yo subí a una sala y lloré, necesitaba exteriorizar todo lo que me había aguantado. Pensé en que podría ser mi hermana o mi novio, porque tienen la misma edad que esa persona, porque el VIH no discrimina, no le importa tu sexo, tu edad, tu religión, tu orientación sexual, tu nacionalidad, tu color de piel o cualquier otra cosa. De algo estoy segura, esa persona nunca me olvidará, yo tampoco lo haré. Tal vez me haya conmovido tanto por ser mi primer paciente reactivo, pero creo que nunca te acostumbras a dar este tipo de noticia. Sé que su vida va a cambiar porque va a tener que cuidarse, comer sano, hacer ejercicio, pero eso no lo veo como un cambio negativo, todos nosotros deberíamos tener, o al menos, tratar de tener un estilo de vida lo más sano posible. Al fin de cuentas me digo que es mejor así, mejor que conozca su estatus y pueda tomar el tratamiento adecuado en lugar de que no lo sepa y siga una vida más riesgosa. Siempre es mejor saber el diagnóstico, aunque duela, a vivir en la incertidumbre. Nuestro trabajo aquí en la fundación es hacer posible el diagnóstico (sea reactivo o no) y proporcionar las herramientas necesarias para prevenir y tratar el VIH.